TODO LO QUE NECESITAS SABER SOBRE LA SÁBANA SANTA Tercera parte

Después del Carbono 14


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1. Padre Jorge Loring habla sobre la autenticidad de la Sábana Santa

El Padre Jorge Loring, S.J., quien ha estado estudiando a través de 30 años el origen y autenticidad de la Sábana Santa y que ha ofrecido más de mil conferencia sobre este discutido tema, visitó nuestra Redacción con el propósito de invitar a "LA SEMANA" a la interesante conferencia con diapositivas que dictará el próximo domingo, 19 de febrero, a las 6:00 de la tarde.

Esta actividad tendrá lugar en la Casa Manresa y al final de la misma habrá un coloquio abierto para toda clase de preguntas. El tema de la conferencia es: “¿Qué pasa con la Sábana Santa y el carbono-14?”

El Padre Loring, en una extensa exposición sobre esta controversial y valiosa prenda del cristianismo, señala que "en orden a la fe, nada. La fe sigue igual. Nuestra fe no se busca en la Sábana Santa, sino en el Evangelio".

Y haciendo historia sobre este significativo hecho histórico, explica que, "el resultado del carbono-14, que data la Sábana Santa entre 1260 y 1390, ha despertado un gran interrogante por el valor que se le da a esta prueba, y ha sido algo inesperado para los que sostenemos la autenticidad de la Sábana Santa. Pero no es algo definitivo e indiscutible. No se pueden ignorar todas las anteriores investigaciones que confirman que el lienzo de lino que hoy se conserva en Turín es el mismo que cubrió el cadáver de Jesucristo en el sepulcro. Otros investigadores de la Sábana Santa seguirán trabajando para averiguar las razones que han llevado a estos resultados".

Para robustecer su tesis en relación con el polémico tema, explica el prominente sacerdote: "Pero aún suponiendo que estos resultados del carbono-14 hayan sido correctos, hay que tener en cuenta que la proporción de carbono, base para la determinación de la edad del tejido, ha podido sufrir alteraciones a través de la historia por la multitud de avatares a los que se ha visto sometida la Sábana. Según la Gran Enciclopedia Larousse (Ed. Planeta 1987), para que la prueba del carbono-14 tenga valor, es necesario que la muestra analizada no esté perturbada ni contaminada. Y la Sábana Santa ha estado expuesta durante siglos a la veneración de los fieles, a veces al aire libre sin protección alguna, acumulando así gran cantidad de materia orgánica que al quemar la muestra ha podido alterar el carbano-14. Incluso, ha sufrido un incendio en la Iglesia de Chambery, en Francia, la noche del 3 al 4 de diciembre de 1532, en cuyo incendio la Sábana Santa soportó altísimas temperaturas, que llegaron a fundir parte de la urna de plata que la guardaba y que carbonizó zonas de la tela".

Alega el Padre Loring, "peró sobre todo el carbono-14 ha podido alterarse con la radiación lumínico-térmica, que grabó a fuego la imagen y ha sido detectada por los científicos de la NASA americana. Según informe del profesor Luciano Pecchiai, director del Centro Eubiótica Humana de Milán, publicado en el periódico "Il Giornale" del 26 de octubre de 1988, la radiación lumínico-térmica detectada por la NASA, ha podido rejuvenecer radiactivamente el tejido en 1,300 años. Es decir, la Sábana Santa puede ser contemporánea de Cristo. Lo mismo opinan D. Jesús Amado Moya, catedrático de Física y Química, en un artículo titulado "La Sábana Santa y el carbono-14", y el Dr. Ing. Manuel Ordeig en su trabajo "La Sábana Santa y los análisis del cabono 14", expuesto en la Segunda Jornada Nacional sobre la Sábana Santa, celebrada en Sevilla los días 25 y 26 de noviembre de 1988. Anteriormente había dicho: "Una exposición a lo largo de los siglos a las inclemencias y a mil circunstancias imprevisibles, bien pudiera desviar del ideal la curva de desintegración del carbono-14 en el tiempo".  Lo mismo mantienen el Dr. Francisco de Asís Bosch Ariño, catedrático de Química Analítica en "La prueba del carbono-14 y la Sábana Santa"; el Dr. en Ciencias Físicas, Dn. Ricardo Salcedo, quien trabajó 20 años en EE.UU., donde ha sacado varias patentes, y el Dr. Ingeniero, J. Muñárriz en "La Vanguardia" de Barcelona del 31 de enero de 1989, etc.”

Indica el distinguido religioso que hay muchas investigaciones que confirman la autenticidad de la Sábana Santa.

Entre estas opiniones se destaca la del Dr. John Heller, del New England Institute, y la del Dr. Baima Bolone, catedrático de Medicina en la Universidad de Turín, "que han demostrado que las manchas de sangre de la Sábana Santa tiene una composición correcta de sangre humana: hemoglobina, hierro, parafina, proteínas, albúmina, etc. Incluso han averiguado el grupo sanguíneo. Es AB, el más corriente en Oriente Medio, según me dijo a mi en Logroño el Dr. Ángel González Moreda. En cambio, es muy raro en Europa. Es impensable esta precaución de un falsificador en la Francia medieval, pues entonces nada se sabía de los grupos sanguíneos", señaló el Padre Loring.

Y mostrando su optimismo en busca de la verdad, indicó el abnegado religioso que visitó "LA SEMANA": "Las investigaciones de la Sábana Santa no han llegado al final. Como dijo el 13 de octubre de 1988 el Cardenal Anastasio Ballestero, Arzobispo de Turín y custodio de la Sábana Santa, en la comunicación de los resultados de la prueba del carbono-14 (por cierto, antes de conocerse el informe científico sobre la metodología empleada), la investigaciones sobre esta Sábana va a seguir. De hecho, el secretario del Centro Internacional de Sindonología de Turín, Gino Moretto, ha anunciado para el año 1990, un congreso científico para aportar nuevas investigaciones que aclaren la antigüedad de la Sábana Santa".

“Los que creemos en la autenticidad de la Sábana Santa, esperamos que estas nuevas investigaciones superen los resultados que ahora han presentado los analistas de la prueba del carbono-14", terminó exponiendo en su visita a "LA SEMANA", el Padre Loring.


2. Perplejidad ante los resultados de la prueba del Carbono-14

Francisco Ansón  «Desde el mes de Junio de 1988 los periódicos publicaban en sus titulares: "La Síndone es una falsificación", "La Síndone pertenece a la Edad Media". Personalmente, con todo respeto para la ciencia, antes de aceptar como infalible y definitivo el resultado del examen del Carbono-14, quisiera presentar algunas de mis perplejidades.

a. Perplejidad por los juicios contradictorios de los científicos que, aunque han examinado el mismo objeto (la Sindone), han llegado a conclusiones distintas. ¿Quién tendrá razón? ¿Aquéllos de la prueba del carbono radiactivo (Carbono-14) que datan la Síndone entre 1260 y 1390, o aquéllos que durante 90 años de investigaciones interdisciplinares han demostrado que la Sindone no puede ser una realización medieval?

b. Perplejidad sobre la fiabilidad de la prueba del Carbono-14. El mismo inventor del método del carbono radiactivo, el físico americano Willard Frank Libby, ha rechazado siempre aplicar su método a la Sindone.

Incluso, los mismos científicos, admiten que en varios casos se han producido errores mayúsculos en la datación de objetos con el método del Carbono-14.

Por lo demás, se sabe que el Papa ha recibido ya una voluminosa documentación, firmada por algunos científicos de fama mundial, que cuestionan el método y la validez de estas investigaciones sobre la Síndone.

c. Perplejidad (expresada también por L. Gonella, Profesor de Física en el Politécnico de Turín y consultor científico del Cardenal Ballestrero) por el hecho de que los tres laboratorios encargados de la investigación, no han realizado, conforme se había pactado, un previo examen físico-químico del tejido antes de quemarlo para encontrar la cantidad de Carbono-14. El examen físico-químico habría permitido determinar mejor las posibles alteraciones de la tela a lo largo de los siglos.

d. Perplejidad por el "hecho desagradable -como ha dicho el Cardenal Ballestrero en el comunicado oficial- de que muchas noticias referidas a esta investigación se hayan anticipado a los medios de comunicación".

Maravilla que Institutos científicos serios como lo son estos tres laboratorios hayan filtrado noticias tan concretas que permitieran a los periodistas hablar de una "falsificación medieval" meses antes de que las investigaciones se llevasen a término. A este propósito el Profesor Gonella ha declarado sin ambages: "Lo he dicho y lo repito: se trata de un 'complot' anticatólico por parte de ciertos ambientes bien definidos".

Merece la pena resaltar el hecho de que los tres laboratorios, que, de un lado, no han tolerado ningún control sobre su trabajo por parte del representante del custodio de la Síndone, o de la Academia Pontificia de las Ciencias, de otro aun habiéndose comprometido a trabajar independientemente entre ellos y hacerlo, además, "a la ciega" hayan sentido, al parecer, la necesidad de reunirse en "Suiza unos meses antes de hacer públicos los resultados de sus investigaciones».

...Los expertos, al examinar al microscopio electrónico de barrido un hilito sacado de la Sindone, lo hallaron completamente revestido de microorganismos (polen, esporas, hongos) y de otros cuerpos microscópicos extraños, que han ido depositándose sobre ella a lo largo de los siglos.

Basta tener en cuenta que los paños que la han envuelto se han gastado por el uso, incluso se han rasgado y ha sido preciso renovarlos, para comprender la cantidad de polvo y las partículas de todo tipo de esos paños que presumiblemente se han adherido al lienzo en cuestión (es tal la cantidad de materia extraña que contiene la Síndone, que se calcula constituye del 10 al 15 por 100 de su peso).

Esta materia orgánica, sigue escribiendo Solé, «ajena al tejido original y muy posterior a él, habría de falsear forzosamente los resultados de su datación, puesto que resultaba prácticamente imposible limpiar de tales impurezas los hilos de la Síndone sin destruirlos»; por ello Luigi Gonella pastó con los laboratorios la realización de un previo análisis físico-químico del tejido como base necesaria para determinar las variaciones del mismo antes de quemarlo para encontrar la cantidad de Carbono-14.

Inexplicablemente, ninguno de los laboratorios practicó dicho análisis (lo cual no quiere decir que no se haya podido obviar este inconveniente por otros procedimientos técnicos).

Otra dificultad, mucho más grave que la anterior, en contra de la objetividad o fiabilidad de los resultados que podría aportar la prueba del Carbono-14, la encuentran los técnicos en las vicisitudes sufridas por la Síndone a lo largo de los siglos, que, con un alto grado de probabilidad, podrían haber alterado la composición química del carbono contenido en ella. Aparte del incendio de Chambéry ya aludido, la Síndone ha padecido al menos otro incendio que dejó sus huellas én forma de pequeñas chamuscaduras. Pero tomando en consideración exclusivamente el de Chambéry, no se olvide que la tela soportó temperaturas muy altas que llegaron a fundir la plata de la caja que la contenía, quemándola en buena parte. Para apagarla, fue empapada en agua casi toda ella, agua que arrastró consigo partículas carbonosas (no digamos, si es verdad lo que relata un cronista del siglo XVI: «Con objeto de comprobar sí era la Sábana Santa auténtica, se la hirvió en aceite, se la pasó por el fuego y se la lavó y se la frotó varias veces, pero no se pudo borrar la figura»).

Además, la Síndone, ha permanecido expuesta durante centenares de horas al aire libre, tal vez a los rayos directos del sol, y de todos es sabido el fuerte efecto que causa la luz solar, aun difusa, sobre el lino.

Otras muchas veces ha estado extendida durante horas e incluso días en iglesias húmedas y frías, en locales cerrados ocupados por multitudes de fieles (por tanto, en ambientes cargados de dióxido de carbono) y en la cercanía de filas de cirios encendidos, con la consiguiente producción de humos. Ha sido tocada por centenares de manos que la han doblado y desdoblado.... manos que, en ocasiones, bien podrían haber estado algo sudorosas. Ha sido puesta en contacto con enfermos para obtener su curación y acariciada y besada, posiblemente millares de veces...


3. Nuevos hallazgos refuerzan la historicidad de la Sábana Santa / El Visitante, 1 al 7 de septiembre de 2002

Recientes descubrimientos vienen a reforzar la historicidad de la Sábana Santa de Turín. Dos científicos norteamericanos, Sue Benford y Joseph Marino, señalaron que la datación según el Carbono-14 realizada en 1988 -que situaba la confección de la Síndone entre 1230 y 1360- es errada.

Dicho análisis no habría tenido en cuenta la presencia de «remiendos invisibles» muy utilizados en la Edad Media para reforzar tejidos de valor.

Según los investigadores norteamericanos, este tipo de tejido habría introducido un margen de error en la datación. «Beta Analytic» -el mayor laboratorio de datación por Carbono-14 del mundo-, sostuvo por su parte que la mezcla de un 60% de remiendos del 1500 con un 40% de tejido del siglo I podría haber sido la causa de una datación hacia el 1200.

A lo largo de los años, numerosísimas y diversas pruebas se han ido realizando para investigar la autenticidad del Santo Sudario. En 1998, un grupo de expertos de tres países convergieron, según sus distintas especialidades, para analizar el lienzo con los más modernos métodos científicos, llegando a afirmar que sólo hay una probabilidad frente a dos millones que la Sábana sea falsa.


4. Escrituras en el Rostro / Jean-Christophe Grangé

Sólo es una gran pieza de tela, pero es la más famosa de las reliquias del cristianismo. En ella aparece, en negativo, la silueta de un hombre barbudo con el pelo largo. ¿Es la imagen de Jesucristo? A pesar del gran número de estudios realiza dos sobre la sábana de Turín, ésta aún es un misterio. En 1989, la prueba del carbono-14 demostró que el sudario databa de la Edad Media. Este hecho cerraba el debate: la reliquia era una falsificación. Sin embargo, unos débiles rasgos de escritura impresos en la tela han reabierto la polémica. En el Centro de Estudios Internacionales sobre el Sudario de Turín (CIELT) se ha reunido, un grupo de expertos para estudiar el famoso lienzo. Y para llevar a cabo el trabajo sobre esta escritura fantasma se llamó al profesor André Marión y a su discípula Anne-Laure Courage, especialistas en el tratamiento digital de imagen de la Escuela Superior de Óptica de Orsay, Francia, quienes han aclarado estas inscripciones. Tras someterlas al análisis de los paleógrafos, los científicos han confirmado que estas inscripciones fueron escritas en griego, latín y hebreo. A pesar de muchas contradicciones, los nuevos exámenes apuntan a que la Sábana Santa podría ser la tela en la que José de Arimatea envolvió el cuerpo de Jesús antes del enterramiento. Pero el camino hasta llegar a esta conclusión ha sido muy largo.

Desde 1578 la Sábana Santa se conserva envuelta en una pieza de seda roja dentro de un relicario de cristal en la catedral de Turín (Italia). El italiano Secundo Pía la fotografió por primera vez en 1898 y descubrió el retrato exacto, en negativo, de un hombre crucificado. Durante este siglo (XX) se ha trabajado con numerosas técnicas de investigación sobre este tejido de 4 metros de largo por 1.10 de ancho.

La primera hipótesis sobre su autenticidad se basa en que no es una pintura, pues no hay huellas de pigmentos en su superficie. Estudios espectrográficos han comprobado que la imagen no es el trabajo de un hombre, ya que no hay signos de direccionalidad en los rasgos. La exacta naturaleza del oscurecimiento de la tela que da lugar a la imagen nunca se ha aclarado. ¿Se produjo por combustión, por radiación o por impresión?

Muchos científicos han tratado de reproducir estas marcas utilizando todas las técnicas posibles, pero sin resultado.

La figura impresa es anatómicamente perfecta

Otra evidencia que desmonta la falsificación es que es poco probable que el autor tuviera los conocimientos pictóricos y anatómicos necesarios para imprimir una imagen invertida tan rigurosa. La figura del hombre del sudario es anatómicamente perfecta; más aún, cada fragmento recrea la realidad de la crucifixión. Los médicos que han estudiado la figura del lienzo han concluido que tuvo que ser alguien que murió en una cruz.

Por otro lado, la imagen es tridimensional: las sombras y los contrastes reproducen el exacto relieve del hombre ejecutado; es como si la sábana fuera una pantalla con la proyección óptica del crucificado.

No obstante, existe una duda: ¿la sábana de Turín estuvo en contacto con ese hombre? Es imposible pensar que los artistas de la Edad Media, incluso siendo expertos, hubieran sido capaces de plagiar el sudario: habrían tenido que crucificar a alguien siguiendo una forma de tortura que se había abandonado hacía cientos de años e imitando las indicaciones de los evangelios de los apóstoles. Hay que tener en cuenta que la Sábana Santa no posee sólo una imagen; contiene fluidos fisiológicos, sobre todo sangre, en los lugares exactos a las heridas de Cristo debidas a la corona de espinas, los azotes y la herida fatal de la lanza en un costado.

¿Debemos pensar que el sudario es una reliquia? Según la conclusión a la que llegó la prueba del carbono-14, no. En 1989, el Vaticano preguntó a tres reputados laboratorios de diferentes nacionalidades sobre la edad del lienzo. Este es propiedad del Vaticano desde el año 1983, cuando el último rey de Italia, Umberto II de Saboya, lo legó al Papa Juan Pablo II. Pues bien, los tres laboratorios obtuvieron el mismo resultado: la tela de la Sábana Santa se hiló en el siglo XIII. Ésta era la prueba física que parecía cerrar el debate. El Vaticano explicó que el sudario continuaría siendo un objeto importante, aunque era evidente que no había sido el que envolvió el cuerpo de Jesucristo.

¿Se había llegado al final? No. Aún existe una gran cantidad de información que contradice la hipótesis del fraude. La datación por la prueba del carbono-14 todavía se discute.

Aunque está fuera de duda que los laboratorios estuvieran equivocados, sí puede haber sucedido que el recorte obtenido de la Sábana Santa haya contribuido a distorsionar el resultado de la prueba. Si el tejido se hubiera manipulado durante la Edad Media o si, por ejemplo, se hubiese añadido un trozo durante ese mismo periodo -la Sábana Santa se restauró varias veces- los resultados podrían estar falseados.

En cualquier caso, los trabajos prosiguen y los exámenes emprendidos por el profesor André Marión y su alumna han ofrecido interesantes datos que vuelven a contradecir la teoría de que la Sábana Santa es original de la Edad Media.

Las conclusiones del nuevo estudio han sido asombrosas

Las inscripciones descubiertas en el sudario son fragmentos de palabras escritas alrededor de la cara. Empleando sólo material fotográfico, los científicos han sido capaces de observar y aislar estas inscripciones.

"Durante nuestra investigación -ha explicado André Marión- hemos hablado con paleógrafos para estudiar estas inscripciones y deducir su fecha original.

Las conclusiones han sido sorprendentes: las palabras están escritas en griego, en latín, y algunas, en hebreo.”

Los expertos han lanzado diversas hipótesis sobre su significado. Una de las frases parece la expresión latina In necem ibis (vas a morir); otra de las palabras está en griego arcaico Pezw, que significa hacer en el sentido de hacer un sacrificio y en el lado izquierdo aparece otra inscripción que dice Nazareno.

Estos son sólo ejemplos, pero todas las inscripciones que se han descubierto, incluso si fueron escritas en épocas diferentes y por distintas personas, fechan el sudario en el primer siglo de nuestra era.

Es improbable, además, que los falsificadores de la Edad Media escribieran esas palabras en griego siguiendo una tipografía típicamente antigua y, a pesar de que el sudario se conoce desde el siglo “XIV”, en ningún lugar se menciona estas leyendas; por tanto, estas letras son realmente una escritura fantasma.

André Marión aporta otro descubrimiento que acredita su autenticidad.

Las inscripciones aparecen formando dos U que enmarcan la cara del hombre del sudario. ¿Qué son esas úes? El científico opina que "para explicar estas marcas, algunos especialistas en ritos funerarios antiguos evocan un detalle sobre las ceremonias de enterramiento durante el siglo I: bajo la barbilla solía colocarse una especie de U de madera para sujetar la cabeza en posición vertical". Una hipótesis afirma que la cabeza de este hombre pudiera haber estado sostenida por un soporte de madera y que las letras descubiertas estuvieran escritas en él. Pero entonces, ¿por qué dos úes? Éste es otro de los misterios de la Sábana Santa.

En cualquier caso, esta marca corrobora la tesis de la autenticidad del sudario. ¿Por qué habrían colocado los falsificadores ese soporte bajo la barbilla del cuerpo crucificado, siguiendo un rito funerario del cual no tenían conocimiento?

Una vez más y de modo extraoficial pesa más la tesis de la autenticidad de la Sábana de Turín. Si la pieza de tela es la que realmente cubrió el cuerpo de Jesucristo en su tumba, también debió ser la que tenía en el momento de la Resurrección. ¿Sería demasiado ver en esta silueta las huellas de la Resurrección?

Quedan todavía por realizar las pruebas del ADN

Hay otros detalles asombrosos a los que habría que prestar atención.

Cuando se dice que la imagen es un negativo perfecto, debería recordarse que la figura no está deformada en ninguna parte; la tela del Sudario no presenta la alteración que mostraría al amoldarse al rostro del hombre. En otras palabras, el cuerpo parece que se hubiera desvanecido de repente; la silueta invertida podría ser la marca de esta desaparición, algo así como una "deslumbrante evaporación". ¿Puede ser esta tela -se preguntan algunos- la prueba física del milagro de Cristo? ¿Vamos demasiado lejos?Probablemente. Sin embargo, el misterio permanece.

De todas formas, se pueden realizar más estudios. Ya se han tomado muestras de sangre del sudario para analizarla genéticamente; ahora se sabe que corresponde al grupo AB. Con la próxima exposición de la tela durante esta primavera, conmemorando los 100 años de esa primera foto, hay más oportunidades para proseguir las investigaciones. ¿Qué nos dirá el análisis del ADN del hombre de Nazaret? (Revista Muy Interesante. Año XV, No. 7).


5. La Sábana Santa y el Evangelio

Extracto del Mensaje de Juan Pablo II en la Iglesia de Turín el 24 de mayo de 1998*

Ante la Sábana Santa, imagen intensa y acongojante de un dolor inenarrable, deseo dar gracias al Señor por este don singular, que exige del creyente una atención amorosa y una disponibilidad total al seguimiento del Señor.

La Sábana Santa es una provocación a la inteligencia. Ante todo, requiere el compromiso de todo hombre, en particular del investigador, para acoger con humildad el mensaje profundo que plantea a su razón y a su vida. La fascinación misteriosa ejercitada por la Sábana Santa lleva a formular preguntas sobre la relación entre el sagrado lienzo y la vicisitud histórica de Jesús. Confía a los científicos la tarea de investigar para llegar hasta respuestas adecuadas a los interrogantes ligados a esta sábana que, según la tradición, habría envuelto el cuerpo de nuestro Redentor cuando fue descendido de la cruz. La Iglesia exhorta a estudiar la Sábana Santa sin posiciones preconcebidas, que dan por descontado resultados que no pueden ser considerados como tales; invita a actuar con libertad interior y cuidadoso respeto tanto de la metodología científica como de la sensibilidad de los creyentes.

Lo que cuenta sobre todo para el creyente es que la Sábana Santa es un espejo del Evangelio. De hecho, si se reflexiona sobre el sagrado lienzo, no se puede olvidar que la imagen que se encuentra presente en él tiene una relación tan profunda con lo que narran los cuatro Evangelios sobre la pasión y muerte de Jesús que cada hombre sensible se siente interiormente tocado y conmovido al contemplarla.

La Sábana Santa constituye de este modo un signo verdaderamente singular que hace referencia a Jesús, la Palabra verdadera del Padre, e invita a modelar la propia existencia según la de Aquel que se dio a sí mismo por nosotros.

En la Sábana Santa se refleja la imagen del sufrimiento humano.

Recuerda al hombre moderno, distraído con frecuencia por el bienestar y por las conquistas tecnológicas, el drama de tantos hermanos y le invita a
interrogarse sobre el dolor y a profundizar sobre sus causas.

La imagen del cuerpo martirizado del Crucificado, al testimoniar la tremenda capacidad del hombre para causar dolor y muerte a sus semejantes, se presenta como un icono del sufrimiento del inocente de todos los tiempos: de las in-numerables tragedias que han marcado la historia pasada y de los dramas que continúan consumándose en el mundo.

Ante la Sábana Santa, ¿cómo es posible no pensar en los millones de hombres que mueren de hambre, en los horrores perpetrados en tantas guerras que ensangrientan las naciones, en el abuso brutal de mujeres y niños, en los millones de seres humanos que viven entre miserias y humillaciones al margen de las metrópolis, especialmente en los países en vías de desarrollo? ¿Cómo es posible no acordarse con angustia y piedad de cuantos no pueden gozar de los derechos civiles elementales, de las víctimas de la tortura, del terrorismo, de los esclavos de organizaciones criminales?

Al evocar estas dramáticas situaciones, la Sábana Santa no sólo nos lleva a salir de nuestro egoísmo, sino que además nos invita a descubrir el misterio del dolor que, santificado por el sacrificio de Cristo, genera salvación para toda la humanidad.

La Sábana Santa es también imagen del amor de Dios y del pecado del hombre. Invita a redescubrir la causa última de la muerte redentora de Jesús. En el sufrimiento inconmensurable que documenta, el amor de Aquel que «tanto amó al mundo que le dio a su Hijo unigénito» (Jn 3, 16) se hace casi palpable y manifiesta sus sorprendentes dimensiones. Ante ella, los creyentes no pueden dejar de exclamar y con plena verdad: «¡Señor, no me podías amar más!» y darse cuenta inmediatamente de que el responsable de este sufrimiento es el pecado: los pecados de cada ser humano».

Al hablarnos de amor y de pecado, la Sábana Santa nos invita a todos nosotros a imprimir en nuestro espíritu el rostro del amor de Dios para excluir la tremenda realidad del pecado. La contemplación de aquel Cuerpo martirizado ayuda al hombre contemporáneo a liberarse de la superficialidad y del egoísmo con el que con mucha frecuencia trata el amor y el pecado.

Haciendo eco de la palabra de Dios y de los siglos de conciencia cristiana, la Sábana Santa susurra: cree en el amor de Dios, el tesoro más grande donado a la humanidad, y huye del pecado, la mayor desgracia de la historia.

La Sábana Santa es también imagen de impotencia: impotencia ante la muerte, en la que se revela la máxima consecuencia del misterio de la Encarnación. El lienzo nos empuja a medirnos con el aspecto más perturbador del misterio de la Encarnación, que es también aquel que muestra cómo Dios se ha hecho hombre, asumiendo nuestra condición humana hasta someterse a la impotencia total del momento en el que la vida se apaga.

La fe, al recordarnos la victoria de Cristo, nos comunica la certeza de que el sepulcro no es la última meta de la existencia. Dios nos llama a la resurrección y a la vida inmortal.

La Sábana Santa es una imagen del silencio. Existe un silencio trágico de la incomunicación, que en la muerte tiene su máxima expresión, y existe el silencio de la fecundidad, que es precisamente el de quien renuncia a hacerse escuchar por el exterior para alcanzar en lo profundo las raíces de la verdad y de la vida. La Sábana Santa expresa no sólo el silencio de la muerte, sino también el silencio valiente y fecundo de la superación de lo efímero, gracias a la inmersión total en el eterno presente de Dios. De este modo, ofrece la conmovedora confirmación del hecho de que la omnipotencia misericordiosa de nuestro Dios no puede ser detenida por ninguna fuerza del mal; al contrario, sabe hacer concurrir en el bien la misma fuerza del mal. Nuestro tiempo necesita redescubrir la fecundidad del silencio para superar la disipación de los sonidos, de las imágenes, de los cotilleos que con demasiada frecuencia impiden escuchar la voz de Dios.

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