¿CÓMO SABEMOS QUE LA BIBLIA ES PALABRA DE DIOS



¿Quién nos asegura que todos y cada uno de los libros que componen la Biblia es de inspiración divina?

Esta pregunta es contestada de modo admirable y clara en el libro "Carta abierta a un testigo de Jehová" por un Testigo de Cristo Mallorquín. Aunque va dirigida a los Testigos de Jehová, también la podemos aplicar a todas las iglesias y sectas que usan la Biblia como libro inspirado.

"Ha llegado el momento de que te haga una pregunta muy importante.

Desde el principio al fin de todos sus libros, tus admirables y admirados maestros citan y citan la Biblia y nos dicen y repiten hasta la saciedad que es la Palabra de Dios para salvar a los hombres. Pero ¿dónde demuestran el que la Biblia es en verdad la Palabra de Dios? Porque, fíjate bien: los mahometanos (musulmanes) tienen sus libros sagrados, que no tienen nada que ver con la Biblia; los tibetanos tienen sus libros sagrados, que no tienen nada que ver con la Biblia; los hindúes tienen sus libros sagrados, que no tienen nada que ver con la Biblia...

Es más: entre los que admitimos la Biblia como libro revelado, hay sus más y sus menos. Los judíos no admiten más que una parte: el Antiguo Testamento. Ustedes rechazan siete libros del Antiguo Testamento, que para nosotros son inspirados por el Espíritu Santo.

Lutero hasta se atrevió a rechazar varios libros del Nuevo Testamento... La carta de Santiago la llamó él la "epístola de la paja", pues según su modo de ver no tenía grano, no le hablaba de Cristo.

Comprenderás que el asunto es muy serio, ¿no? Porque antes de hablar sobre la Biblia, hemos de saber si es o no un libro inspirado por Dios.

Pues ya lo ves: tus maestros no te dicen nada sobre el particular, y si se lo pides, ya verás cómo te darán vueltas y más vueltas, sin poderte dar ninguna razón convincente.

Mira por donde me salió uno de ellos cuando le pregunté sobre el particular.

YO --Oye, antes de discutir sobre la Biblia, me tienes que demostrar que en ella está contenida la Palabra de Dios. Si no, no puedes apoyarte en ella para nada.

EL --(Muy serio) Pero, bueno, ¿¡usted cree o no cree en la Biblia!?

YO --(Para mis adentros) ¡Pero que pellín eres! Si te digo que sí creo en la Biblia, me dirás que ya no hay que demostrar nada, puesto que los dos creemos en lo mismo. Si, por el contrario, te contesto negativamente, me dirás que soy un tal y un cual, porque, siendo católico, tengo obligación de creer en ella. De esta forma te sales por la targente, sin demostrarme la inspiración de la Biblia..., que es lo que te interesa. Entonces, ¿qué he de decirte? Pues muy sencillo:

Sí, amigo, creo en la Biblia...; pero aguarda un momento. Creo en ella porque Cristo --verdadero Dios y verdadero hombre al mismo tiempo-- fundó una Iglesia a la que dio unos poderes y una ayuda.

Esto se demuestra racionalmente por los libros del Nuevo Testamento, admitidos por todos como históricos. Y esa Iglesia, con los poderes y la ayuda de la infalibilidad dada por Jesucristo, ha definido que libros han sido revelados o inspirados por el Espíritu Santo. En esto no hay círculo vicioso, como algunos pretenden, diciendo: La Iglesia tiene esas potestades por que ella se las atribuye así misma... no hay círculo vicioso. Mira, según esos documentos históricos (el Nuevo Testamento), Cristo existió, murió y resucitó. La
Resurrección es la prueba más grande de la verdad de cuanto Él dijo de su propia divinidad. Si Cristo es Dios, yo acepto cuanto me consta históricamente que Él determinó. Y consta históricamente en el Nuevo Testamento que Él fundó la Iglesia, única, perenne, infalible. Ahora bien, como resulta que tú no crees ni en la divinidad de Jesucristo, ni en que Jesucristo fundó la Iglesia Católica, ni en que la Iglesia Católica tiene poder para definir sobre esos asuntos, resulta que mi base para creer en la inspiración de la Biblia no te sirve para nada. Por lo tanto, has de darme tus razones, razones que me han de convencer de que la Biblia es la Palabra de Dios.

Bueno; el citado maestro comenzó a ponerse pálido porque vió que la cosa se ponía fea..., máxime habiéndose traído a un discípulo que le iba a ver bailar en la cuerda floja.

EL --Pues la Biblia es revelada por Dios, porque en ella hay unas profecías que se han cumplido, como podemos comprobar si leemos el capítulo 24 de San Mateo, donde Cristo habla de la destrucción de Jerusalén, destrucción que ocurrió pocos años después de su muerte. Si la Biblia no fuese la Palabra de Dios no ocurriría esto.

YO --¡Alto, hermano! Cristo profetizó la destrucción de Jerusalén, es verdad, pero no la escribió en ningún libro. Con este argumento, pues, podrás probar su mesianidad, pero no la inspiración divina del libro dónde está contenido, porque en ese libro no lo insertó Cristo, sino un discípulo suyo... y bastantes años --lo menos veinte-- después de la muerte (y resurrección) de su Maestro.

Otro ejemplo, para que lo entiendas mejor: Por el año 1362 vivieron un Papa llamado Urbano V y una monja llamada Brígida.

El Papa decidió abandonar Avignon y trasladarse a Roma, en 1367..., y así lo hizo. Pero como la Ciudad Eterna era un avispero de intrigas y su vida en ella no estaba muy segura, pensó seriamente en regresar a Avignon. Entonces nuestra monja le escribió, rogándole que no abandonase Roma, por el bien de la cristiandad, y profetizándole la muerte si no seguía su consejo. El Papa no hizo caso a Santa Brígida, y a principios de otoño del año 1370 regresó a Avignon..., donde muere el 19 de noviembre del mismo año. 

Como ves, la profecía se cumplió, pero no por ello aseguramos que los escritos de Santa Brígida --ni siquiera la carta donde se conserva la famosa profecía-- estén "inspirados por Dios", que Dios sea el autor principal.

Pero aún hay más. ¿Por qué no lees de nuevo la epístola de San Pablo a Filemón, o a Tito, o la Carta de Santiago? Son inspiradas por el Espíritu Santo, sí..., y, sin embargo, no encontrarás en ellas la menor profecía.

Luego, puede haber libros o escritos con profecías cumplidas, sin que tengamos certeza de que hayan sido inspiradas por Dios; y, de hecho, tenemos libros inspirados por el Espíritu Santo que no tienen ninguna profecía..., prueba inequívoca de que tu argumento no sirve para nada. Como no tengas más fuentes...

¡Ah! Y por si crees que te he mentido en la historia esa del Papa Urbano V y Santa Brígida, puedes consultar a LLORCA, "Manual de Historia Eclesiástica", Edi-torial Labor, 1955, pág. 392.

EL --¡Yo le demuestro a usted, incluso con la arqueología, que la Biblia es la Palabra de Dios! Los últimos descubrimientos arqueológicos demuestran que la Biblia tenía razón...

YO --¡Cuidado, hermano, no te excites!... ¿Qué han demostrado los últimos descubrimientos? ¿Qué la Biblia tenía razón? ¡Pues mira qué bien! Pero tendrá razón desde el punto de vista histórico, cultural, geográfico..., que es lo que puede demostrar la arqueología. Pero de aquí a demostrar que la Biblia es inspirada por el Espíritu Santo media un abismo. De este modo resultaría que la Historia de España, y la Historia del Nepal, y las Historias de los demás países del mundo --como la arqueología ha demostrado ser verdad lo que enseñan-- son también libros inspirados por el Espíritu Santo.

EL --(Sin saber ya por dónde salir) Pero es que la misma Biblia dice que es inspirada...

YO --¡Toma! ¡Y los libros sagrados de las demás religiones también dicen que son inspirados! Y si yo escribo ahora un libro y pongo en él que es la palabra de Dios, ¿qué? ¿Servirá para algo?

EL --Sin embargo, es el mismo Jesucristo quien lo afirma...

YO --En cuanto a querer demostrar la inspiración divina de la Biblia por el testimonio de Cristo, es un argumento invalido, por caer en un círculo vicioso. Conocemos a Cristo por la Biblia y sólo por la Biblia, y ahora me quieres demostrar la inspiración de la Biblia por lo que dijo Cristo en esa misma Biblia. Es como el famoso problema del huevo o la gallina.

¿Qué fue antes: el huevo o la gallina?

-El huevo...

¿Y quién puso el huevo?

-La gallina...

Luego la gallina fue anterior al huevo. Pero, ¿dónde nació la gallina?

-Del huevo.

Nunca podremos concluir nada, por la sencilla razón de que estamos en un círculo vicioso; eso es lo que te ocurre a ti con la autoridad de Cristo para probar la inspiración de la Biblia. Para ti el testimonio de la Iglesia no vale, luego te has de acoger a la Biblia.

¿Y qué ocurre? Que te encuentras en un callejón sin salida. A Cristo lo demuestras por la Biblia y a la Biblia la demuestras por Cristo.

EL --Bueno; pero es que el Espíritu Santo nos inspira y nos dice qué libros son revelados por Dios. Es una inspiración interna, personal, y uno mismo se siente elevado a leerlos...

YO --Mira, déjate de tonterías. Dale a un ateo una Biblia y ya verás cómo ni se eleva ni asegura que es la Palabra de Dios.

Además, lee algunos capítulos del Levítico y otros del Kempis. Los del Levítico --con todo el respeto al mensaje de Dios-- son más aburridos que...; mientras que los de Kempis te animan, te elevan...; pero el Levítico sigue siendo libro inspirado, y el Kempis, libro no inspirado.

Al llegar aquí tu maestro cogió su Biblia y se marchó, diciendo que éramos el Anticristo (bonita forma, repito, de desterrar del corazón de ustedes y de sus mentes los prejuicios religiosos); pero el "discípulo" pudo darse perfecta cuenta de la tomadura de pelo a que él había estado sometido hasta entonces...

Resulta, pues, que el Testigo de Jehová (ni ningún otro protestante u otras sectas llamadas a sí mismas cristianas) no sabe por qué la Biblia es la Palabra de Dios.

Entonces ¿qué puede probar con ella? Nada, absolutamente nada.

No tienen ninguna autoridad para hablar o discutir sobre ella.”

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