A continuación voy a exponer un caso que si se llega a
materializar por completo (y de hecho ya se está materializando), nos afectará a todos de un modo muy negativo y peligroso para la estabilidad y sana convivencia de la sociedad: Grupos, organismos y asociaciones de homosexuales están planteando y trabajando duro y han logrado, en algunos países, el que se les reconozcan unos 'derechos' (la realidad es que no son derechos, sino privilegios) para poder ejercer y vivir plenamente su estado de vida; para poderse casar (destruyen con ello el propósito natural del matrimonio: la procreación y supervivencia de la especie) y obtener todos los derechos de un matrimonio heterosexual (llevando a la sociedad y, por consiguiente, a los contribuyentes a pagar más por los beneficios adquiridos por ellos); poder adoptar hijos (¿con qué fin y propósito?); el que no se critique ni se condene su forma de vida, hasta el punto de poder denunciar ante las autoridades a todos aquellos que así lo hagan (con ello se destruye un verdadero derecho: la libertad de expresión); que en las escuelas y lugares de trabajo se den cursos de sensibilidad, para que su conducta sea aceptada como algo normal y correcto (supe que ya hay cursos en algunas escuelas elementales de Estados Unidos donde se presenta como algo muy natural y normal el que dos hombres o dos mujeres convivan como matrimonio y con hijos adoptados), etc.
Para implantar y hacer que se les reconozca su estado de vida en la sociedad presentan una serie de sofismas (argumento aparente con que se quiere defender lo falso) para que puedan ser aceptados por la sociedad.
1. Se presentan como un grupo marginado y sin derechos.
Si yo asumo una postura contraria a la naturaleza y a la sociedad tengo que estar dispuesto a sufrir las consecuencias de dicha decisión. No es lo mismo la marginación, el racismo, los prejuicios sufridos por status social, raza, color, sexo (hombre o mujer), religión..., que si adopto una posición ajena a mi naturaleza y que va en contra de los principios y fundamentos que mantienen estable y sólida una sociedad. El peligro estriba en que ellos quieren establecer e imponer que su condición es algo natural, correcto y que no representa un peligro para la sociedad; una vez convencen a la sociedad y a las autoridades pertinentes de esas posturas, les es fácil presentarse como un grupo marginado, rechazado y en desventaja frente a otros grupos, debido a ello no tienen los derechos necesarios para poder expresarse y vivir bien en la sociedad. Una vez logran convencer a las autoridades pertinentes (cortes, políticos, entidades cívicas y privadas...) es fácil que logren se legislen leyes a favor de que se les concedan los privilegios (NO derechos) solicitados.
Un grupo al cual se le concede privilegios que atentan contra la estabilidad de uno de los fundamentos que mantienen en pie a la sociedad como es el matrimonio y, por ende, a la familia, es un acto de injusticia y crueldad contra dichas instituciones.
El hombre homosexual y la mujer lesbiana como seres humanos tienen los mismos derechos que cualquier otra persona humana, por lo tanto, en ese sentido ni son marginados ni se les están negando ningún derecho. Ahora, de que hayan quienes cometan actos de agresión contra ellos por su conducta, eso sí se debe repudiar y condenar. Una cosa es la persona humana que merece todo respeto, independientemente de sus ideales y posturas asumidas, y otra cosa es el que yo pueda, por mi libertad de expresión, criticar y condenar dichos ideales y posturas: y así, yo puedo estar y expresarme contra un partido o estado político contrario a mis convicciones (ejemplo: el comunismo), o contra un sistema económico que esclaviza a las personas en un monstruoso consumismo (capitalismo materialista y ateo), contra una creencia e ideología religiosa, filosófica, científica, etc., sin tener que atacar ni condenar a la persona que piensa distinto de mí.
El homosexual pretende que se le reconozca y se le vea como lo que no es: una mujer atrapada dentro del cuerpo de un hombre (no me lo invento, lo he escuchado en programas de radio y TV), igualmente piensan las lesbianas. Si logran convencer a la sociedad de esa su 'terrible desgracia', entonces se les hace fácil echar para adelante su agenda de transformación cultural y social en todos los niveles. En esto hay un terrible engaño, pues, si un grupo de hombres pretende ser una especie distinta (ejemplo: caballo, burro, perro... -aunque esta comparación parezca un tanto grotesca, pero quiero resaltar la realidad y gravedad del caso-), no por eso dejarán de ser hombres para convertirse en esa otra especie que aseguran ser, seguirán siendo y perteneciendo a la especie humana, por más que alboroten, pataleen y protesten, y aunque un gobierno (más bruto que ellos) legisle leyes a su favor, nada va a cambiar la realidad de lo que son.
El hombre y la mujer por más que se aferren en defender su condición, seguirán siendo lo que por naturaleza les tocó ser: un hombre (un alma humana) en cuerpo de hombre y una mujer (un alma humana) en cuerpo de mujer.
2. El homosexual pretende que se le crea cuando afirma que su condición es de nacimiento y que, por lo tanto, no puede cambiar.
La realidad es que si hay un dos o tres por ciento que hayan nacido con tendencias homosexuales o lesbianas, más del noventa por ciento es debido a otras causas (en su mayoría violaciones, modo o forma de crianza, etc.). Los que hayan nacido con esas inclinaciones, no quiere decir que sea algo natural. Hay condiciones con las que se nacen por uso de sustancias dañinas por parte de la madre o del padre, por falta de una adecuada alimentación o por daños de ciertos genes. Si alguien nace con una condición genéticaque le impide desarrollarse como persona y existen los medios para corregir dicho desorden, no vamos ahora a exigir que se legislen leyes para impedir que se corrija dicho mal diciendo que "si él nació así, hay que luchar para que se le respete su estado actual, pues su condición es natural y correcta, de lo contrario no hubiera nacido así".
El otro punto, que es una gran mentira y un acto de injusticia contra los que deseen cambiar, es el que digan que dicha condición no puede ser corregida: "Si naciste homosexual, homosexual permanecerás por el resto de tu vida". Nada más falso y alejado de la realidad que esta postura. El homosexual y la lesbiana que deseen sinceramente cambiar y abandonar ese estado de esclavitud que le degrada puede hacerlo, si se lo propone y busca ayuda adecuada para ello. Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, es quien con toda verdad y eficacia puede hacerlo. La fe puesta en él puede ser, y de hecho lo es, un recurso poderoso para lograr la transformación y sanación del corazón y de la mente de toda condición contraria a la naturaleza. Dios puede restaurar lo que por amor él creó, y que nosotros, por nuestro egoísmo hemos dañado. Una cosa es si se está dispuesto a aceptar su ayuda.
Al parecer el sofisma de dicha condición por nacimiento no está dando buen resultado, puesto que ahora están apareciendo unos seudo científicos y seudo antropólogos diciendo que la elección de la sexualidad humana no depende de que se haya nacido, biológicamente hablando, hombre o mujer, sino que es un comportamiento adquirido culturalmente, es decir, que sicológicamente hablando, dicen ellos, el ser o comportarse como hombre o mujer no depende de haber nacido con "X" o "Y" órganos o sexo, sino que es un comportamiento impuesto culturalmente por la sociedad. Según ellos la sociedad nos dice, y hasta nos impone, que si naciste con órganos genitales masculinos debes comportarte como hombre y no de otra manera; igualmente la mujer: si naciste con órganos genitales femeninos debes comportarte como mujer y no de otra manera. Toda persona racional ve en esta postura un terrible y grave engaño que quieren imponer para poder respaldar y fundamentar lo que es una aberración contra la naturaleza.
Entiendo que nuestra sexualidad no depende de lo que culturalmente diga la sociedad, aunque pueda influir en ello: fortaleciéndola y orientándola a su fin primario (procreación y permanencia de la especie -por el modo natural), el secundario (como complemento de la mujer al hombre y del hombre a la mujer -en el amor, ayuda, sostén...) y el tercero (crianza y educación de la prole); o debilitándola, como están haciendo los grupos de homosexuales: desviándola de su fin primario y natural (eliminación y consecuente desaparición de la especie), del fin secundario (rechazo y desprecio del hombre por la mujer y de la mujer por el hombre) y del fin tercero (desorientación, desinformación y malformación de la conciencia de los hijos adoptados por estas parejas).
Es verdaderamente una monstruosidad que se estaría y se está cometiendo contra la humanidad y la estabilidad de la sociedad que la llevaría a su desintegración y consecuente destrucción al legislarse leyes que permitan los matrimonios del mismo sexo, con los mismos "derechos" (privilegios) de un matrimonio heterosexual, y peor aún el que se les permitan adoptar niños.
La imposición por la fuerza por parte del Estado de cursos de 'sensibilidad' impulsadas y promovidas por el gobierno y con las subsiguientes persecuciones contra los que se opongan a estas nuevas disposiciones, es un verdadero crimen e injusticia contra la humanidad y sus derechos más fundamentales.
4. "Yo nací biológicamente hombre, pero la 'verdad' es que soy una mujer, por lo que quiero que mi acta de nacimiento sea corregida y aparezca que nací mujer.”
Esta es otra de las monstruosidades, -según ellos 'derechos'-, que están exigiendo para que se les tome en serio su 'natural' condición o comportamiento.
Cuando los gobiernos impongan estas nuevas medidas (que ya en algunos lugares están en proceso), la desorientación, el caos, el desastre social será la peor pesadilla por la que ha pasado la humanidad.
Un hombre homosexual se opera y cambia de sexo de tal manera que parece una mujer; conoce y se 'enamora' de otro hombre llevando una relación de 'noviazgo' y se van a casar, pero como el acta de nacimiento del homosexual aparece que nació mujer, el engaño se convierte en una vil y cruel mentira (mentira respaldada por el Estado) contra los derechos del otro. Lógicamente al no poder tener hijos, adoptan uno o dos. Resulta que, como las cosas llevadas con engaño tarde o temprano se saben, alguien dice o le comenta al 'marido' que su esposa no es mujer, sino un hombre que se había operado. Lógicamente, él quizás no lo crea, pero por si las dudas decide investigar con familiares, amigos de la 'esposa', etc., hasta que por fin se topa con la terrible e inevitable verdad: él está casado con otro hombre. Parece un libreto de novela o película, pero desgraciadamente la sociedad moderna es hacia eso a lo cual se dirige. ¿Cuál será, entonces, la actitud asumida por este marido así engañado? ¿Cuáles serían las consecuencias sicológicas tanto para él como para los hijos adoptados?
Los que están ayudando en la promoción de esta nueva cultura ¿estarán consciente de las consecuencias nefastas que acarreará esta forma de vivir para la sociedad entera? Les daré el crédito de la duda, pero si están conscientes de ello y aún así continúan apoyando todo esto, son tanto o más culpables que los peores homicidas que han pasado por la historia de la humanidad. Y aunque lo ignoren no por eso dejan de ser culpables al permitir el engaño que conllevará dicha situación.
Ahora bien, imaginémonos que el hombre engañado es una persona importante en la sociedad: un alcalde, un legislador, un gobernador, un prominente negociante...; en la vida de fe: un pastor, un laico comprometido en la Iglesia..., las consecuencias serían
Como cristianos no podemos discriminar contra los homosexuales y lesbianas, de igual modo no podemos discriminar contra los usuarios de drogas, alcohólicos, las prostitutas ni ninguna otra persona que esté viviendo en condiciones denigrantes. Es nuestra obligación el prestarles nuestra ayuda y socorrerlos en lo que nos sea posible, pero a la misma vez darles a entender lo dañino y destructivo que es el continuar viviendo de la manera como lo están haciendo. Aquellas personas que tengan los medios para contribuir y ayudar a entidades benéficas que se dedican a socorrer a los que así viven, tienen la grave responsabilidad de prestar sus servicios, ya sea personales o económicos, para garantizar la permanencia continuidad de dichos servicios.
De igual modo con los homosexuales y lesbianas hay que darles la mano y ayudarles, a aquellos que así lo pidan y deseen, salir de esa condición y fortalecer su autoestima dañada por, tal vez, una violación, un modo de vida o crianza inadecuada, etc., y así estaremos construyendo un mundo mejor para ellos y para nosotros.
3. La influencia cultural en la elección sicológica y social de nuestra sexualidad.
Al parecer el sofisma de dicha condición por nacimiento no está dando buen resultado, puesto que ahora están apareciendo unos seudo científicos y seudo antropólogos diciendo que la elección de la sexualidad humana no depende de que se haya nacido, biológicamente hablando, hombre o mujer, sino que es un comportamiento adquirido culturalmente, es decir, que sicológicamente hablando, dicen ellos, el ser o comportarse como hombre o mujer no depende de haber nacido con "X" o "Y" órganos o sexo, sino que es un comportamiento impuesto culturalmente por la sociedad. Según ellos la sociedad nos dice, y hasta nos impone, que si naciste con órganos genitales masculinos debes comportarte como hombre y no de otra manera; igualmente la mujer: si naciste con órganos genitales femeninos debes comportarte como mujer y no de otra manera. Toda persona racional ve en esta postura un terrible y grave engaño que quieren imponer para poder respaldar y fundamentar lo que es una aberración contra la naturaleza.
Entiendo que nuestra sexualidad no depende de lo que culturalmente diga la sociedad, aunque pueda influir en ello: fortaleciéndola y orientándola a su fin primario (procreación y permanencia de la especie -por el modo natural), el secundario (como complemento de la mujer al hombre y del hombre a la mujer -en el amor, ayuda, sostén...) y el tercero (crianza y educación de la prole); o debilitándola, como están haciendo los grupos de homosexuales: desviándola de su fin primario y natural (eliminación y consecuente desaparición de la especie), del fin secundario (rechazo y desprecio del hombre por la mujer y de la mujer por el hombre) y del fin tercero (desorientación, desinformación y malformación de la conciencia de los hijos adoptados por estas parejas).
Es verdaderamente una monstruosidad que se estaría y se está cometiendo contra la humanidad y la estabilidad de la sociedad que la llevaría a su desintegración y consecuente destrucción al legislarse leyes que permitan los matrimonios del mismo sexo, con los mismos "derechos" (privilegios) de un matrimonio heterosexual, y peor aún el que se les permitan adoptar niños.
La imposición por la fuerza por parte del Estado de cursos de 'sensibilidad' impulsadas y promovidas por el gobierno y con las subsiguientes persecuciones contra los que se opongan a estas nuevas disposiciones, es un verdadero crimen e injusticia contra la humanidad y sus derechos más fundamentales.
4. "Yo nací biológicamente hombre, pero la 'verdad' es que soy una mujer, por lo que quiero que mi acta de nacimiento sea corregida y aparezca que nací mujer.”
Esta es otra de las monstruosidades, -según ellos 'derechos'-, que están exigiendo para que se les tome en serio su 'natural' condición o comportamiento.
Cuando los gobiernos impongan estas nuevas medidas (que ya en algunos lugares están en proceso), la desorientación, el caos, el desastre social será la peor pesadilla por la que ha pasado la humanidad.
Un hombre homosexual se opera y cambia de sexo de tal manera que parece una mujer; conoce y se 'enamora' de otro hombre llevando una relación de 'noviazgo' y se van a casar, pero como el acta de nacimiento del homosexual aparece que nació mujer, el engaño se convierte en una vil y cruel mentira (mentira respaldada por el Estado) contra los derechos del otro. Lógicamente al no poder tener hijos, adoptan uno o dos. Resulta que, como las cosas llevadas con engaño tarde o temprano se saben, alguien dice o le comenta al 'marido' que su esposa no es mujer, sino un hombre que se había operado. Lógicamente, él quizás no lo crea, pero por si las dudas decide investigar con familiares, amigos de la 'esposa', etc., hasta que por fin se topa con la terrible e inevitable verdad: él está casado con otro hombre. Parece un libreto de novela o película, pero desgraciadamente la sociedad moderna es hacia eso a lo cual se dirige. ¿Cuál será, entonces, la actitud asumida por este marido así engañado? ¿Cuáles serían las consecuencias sicológicas tanto para él como para los hijos adoptados?
Los que están ayudando en la promoción de esta nueva cultura ¿estarán consciente de las consecuencias nefastas que acarreará esta forma de vivir para la sociedad entera? Les daré el crédito de la duda, pero si están conscientes de ello y aún así continúan apoyando todo esto, son tanto o más culpables que los peores homicidas que han pasado por la historia de la humanidad. Y aunque lo ignoren no por eso dejan de ser culpables al permitir el engaño que conllevará dicha situación.
Ahora bien, imaginémonos que el hombre engañado es una persona importante en la sociedad: un alcalde, un legislador, un gobernador, un prominente negociante...; en la vida de fe: un pastor, un laico comprometido en la Iglesia..., las consecuencias serían
verdaderamente desastrosas. ¿Podrá este hombre demandar al Estado al permitir y promover este estado de vida? ¿El Estado asumirá su responsabilidad dando y facilitando mecanismos para identificar estos cambios de sexo para proteger la dignidad de los hombres que de esta manera pueden y, de hecho, van a ser engañados?
Como cristianos no podemos discriminar contra los homosexuales y lesbianas, de igual modo no podemos discriminar contra los usuarios de drogas, alcohólicos, las prostitutas ni ninguna otra persona que esté viviendo en condiciones denigrantes. Es nuestra obligación el prestarles nuestra ayuda y socorrerlos en lo que nos sea posible, pero a la misma vez darles a entender lo dañino y destructivo que es el continuar viviendo de la manera como lo están haciendo. Aquellas personas que tengan los medios para contribuir y ayudar a entidades benéficas que se dedican a socorrer a los que así viven, tienen la grave responsabilidad de prestar sus servicios, ya sea personales o económicos, para garantizar la permanencia continuidad de dichos servicios.
De igual modo con los homosexuales y lesbianas hay que darles la mano y ayudarles, a aquellos que así lo pidan y deseen, salir de esa condición y fortalecer su autoestima dañada por, tal vez, una violación, un modo de vida o crianza inadecuada, etc., y así estaremos construyendo un mundo mejor para ellos y para nosotros.
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